domingo, 20 de enero de 2008

Capítulo 8.- La maestra de DCAO.

Ya era de día y todos los alumnos estaban en el Gran Comedor para desayunar antes de empezar las clases. Ron, Harry y Hermione también se encontraban ahí.
- ¿Cómo es tu horario?, vamos, muéstramelo. – decía Hermione a un fastidiado Ron que trataba de esconder una hoja de papel en su mochila.
- Ay, está bien, aquí tienes, no es gran cosa. – contestó el chico, malhumorado.
- Así que tú llevarás Quidditch, Encantamientos, Transformaciones y DCAO; vaya, yo llevaré Aritmancia, Transformaciones, Encantamientos, Historia de la Magia y DCAO. – comentaba la chica, analizando ambos horarios. – ¿Qué llevarás tú, Harry?
Él le pasó su horario, estaba demasiado entretenido comiendo su avena, que no tenía ganas de hablar.
- Veamos, llevas Trasformaciones, Encantamientos, DCAO y Pociones.
- ¡¿Pociones?! – pregunta Ron, asustado. - ¿Porqué Pociones?.
- Ay Ron, no te acuerdas que Harry quiere ser auror, Pociones es un requisito. – contesta Hermione. – bien, así que nos separaremos – suspiró –, solo compartiremos tres clases.
- Pero, ¿estás seguro Harry?, quiero decir, ¿Tú solo con Snape por otros dos años?, ¿en qué estabas pensando?.
- En mí futuro Ron. – por fin habló Harry. – además, este año y el que sigue no dejaré que Snape me afecte de ninguna forma.
- ¿Y cómo se supone que le vas a hacer?, si él te odia, hará todo lo posible por sacarte de su clase.
- Ya me las ingeniaré, y será mejor que nos vayamos, tenemos Encantamientos y no quiero llegar tarde.
Ron y Hermione miraron a Harry. Lucía muy misterioso esa mañana, además el hecho de que fuera él quien los apresurara para llegar temprano y no Hermione, lo hacía parecer más raro que de costumbre.

Los tres se encaminaron hacia el salón del Prof. Flikwik, en el camino se encontraron con los de Hufflepuff, con los que compartiría clases y con el resto de los Gryffindor.
- Que tal, Harry – saludó Neville Longbottom. - ¿Cómo pasaste tus vacaciones?.
- No me quejo, ¿qué tal tú?.
- Bien, ya estoy ansioso por empezar – dijo el chico, emocionado, – espero que sea un buen curso, sobre todo el de DCAO, quiero aprender muchas cosas, tú sabes, ahora en estos tiempos es mejor estar bien preparados.
- Veo que te compraron una varita nueva.
- Sí, mi abuela estaba muy orgullosa de mí cuando le conté todo lo que pasó aquella noche. Aunque se molestó un poco porque se rompió la varita de mi papá, no dudó en comprarme otra.
- Me alegro por ti, Neville.
- Oye, Harry.
Al parecer Zacarías Smith y otros de sus compañeros estaban escuchando muy atentamente su conversación. Harry lo miró con recelo.
- Me preguntaba, bueno, a muchos nos gustaría saber que fue lo que pasó en el Ministerio de Magia, cuando salió a la luz la verdad, digo, ustedes estuvieron ahí ¿no?.
- Ese no es un tema para tratar aquí, antes de clase. – dijo Hermione con tono severo. – además, Harry no tiene porqué contestar eso.
- Y ¿porqué te interesa saberlo? – preguntó Harry.
- Simple curiosidad.
- Te sugiero que tengas cuidado con tu curiosidad, por que, como dicen, “la curiosidad mató al gato”, no querrás terminar como él, ¿o sí?.
Zacarías no supo que contestar, en eso entraron a clase. Al terminar siguieron con Transformaciones por dos horas, donde la Prof. McGonagall les dio una letanía de lo que verían en ese año. Después llegó la comida. Harry no había hablado mucho durante el día, en realidad, desde que Smith le preguntó lo que había ocurrido en el Ministerio de Magia, se mostraba reservado, evitando todo contacto con sus compañeros.
- ¿Estás bien, Harry?, has estado muy callado todo el día. – pregunta Hermione.
- Sí, estoy bien, no te preocupes. – contestó el chico con una sonrisa (falsa) en su rostro.
- ¡Que emocionante, sigue nuestra primera clase de DCAO!, me pregunto cómo será nuestra nueva profesora.
- Mientras no sea como el sapo del año pasado... – comentaba Ron.
- Ni me la recuerdes. – contesta Harry, estremeciéndose.
En aquel preciso instante pasan junto a la mesa de Gryffindor un grupo de alumnos de Slytherin, eran Malfoy y su chusma, pero junto con ellos venían Veranna, la chica que conoció en el tren, y el muchacho alto que siempre la acompañaba. Como era costumbre venía riéndose de algo o alguien, específicamente Harry. Todos reían, excepto Veranna y el chico. Entonces Malfoy habló entre risas.
- ¡Eh, Potter!, ¿que tal las vacaciones?, hace mucho que no leo noticias tuyas en el diario, ¿ya no has visto cosas raras, ni te has desmayado? – Todos sus amigos rieron. – es una pena que tampoco puedas jugar más Quidditch, pero viendo a tu equipo, es un milagro que todavía jueguen.
Harry no estaba de humor para soportar a Draco, así que le contestó.
- Oye Malfoy, se ve que no has leído el Profeta. – dijo Harry fríamente. – ahora me acusan de ser mortífago, como tu padre.
Malfoy dejó de reír. Harry continuó en voz alta.
– Por cierto, ¿cómo está él?, ¿lo tratan bien en Azkaban?. No entiendo cómo Voldemort no ha ido a sacarlo de ahí, si son grandes amigos. Supongo que Lucius no es tan importante y puede prescindir de él, tiene a más sirviente que le hagan el trabajo sucio.
Harry tenía una extraña sonrisa en los labios. Todo el Gran Comedor se había quedado callado, por unos segundos nadie hizo nada. Entonces Harry se levantó, todos pensaron que iría con Malfoy a atacarlo o algo, pero no, se encaminó hacia las puertas de roble, no sin antes despedirse.
- Le dices a tu padre que Harry Potter le manda saludos y que espero que se la esté pasando bien con sus amigos en Azkaban.
Salió del Gran comedor seguido de Ron y Hermione.
- ¿Porqué hiciste eso, Harry?, puedes meterte en problemas.
Harry se voltea y los mira, como si ellos no hubieran entendido.
- No me importa, si Malfoy quiere problemas, los tendrá, ya no voy a ser tan considerado como antes.
- Pero...
No dejó terminar a su amiga, giró sobre sus talones y se marcho con rumbo hacia el aula de DCAO, dejando atrás a sus amigos. Fue el primero en llegar al lugar, ahí se encontró con una de las chicas nuevas que había quedado en su casa. Solo la había visto de lejos en las primeras clases.
- Hola. – saludó ella alegremente.
- Hola. – contestó Harry sin animo.
- Tú también estas en 6° ¿verdad?. Yo soy Mika Limura.
- Mucho gusto, yo soy..
- Harry Potter, lo sé. El mundo entero te conoce. Gran escuela Harry, muy interesante y misteriosa, no se parece a la de donde vengo.
- y ¿de donde vienes?.
- De otra escuela, muy lejos de aquí.
- Vaya, no lo puedo imaginar. – contestó Harry con sarcasmo.
- Que gracioso eres. – dijo Mika con el mismo tono de sarcasmo que él.
No pasaron ni 5 minutos cuando el resto de los alumnos aparecieron, y con ellos la Prof. De DCAO.
- Muy bien clase, entren, siéntense y guarden silenció.
La profesora de DCAO era una mujer alta de complexión recia, más bien parecía un soldado que una profesora. Era morena queriendo ser rubia (con cabello pintado y raíces negras), tenía ojos grandes y graves y parecía ser más estricta que otro profesor que jamás hubieran conocido (incluyendo a Snape).
- Bien, alumnos. Buenas tardes, soy la Profa. Kate Robinson y les voy a impartir la materia de DCAO. Tengo entendido que ya un miembro del ministerio les dio esta clase, así que espero que todos estén muy bien preparados y recuerden lo que aprendieron, porque les voy a poner un examen. – todos los alumnos protestaron. – vamos, cállense ya, que solo tiene 30 minutos para contestarlo y…
Hermione estaba levantado la mano.
- ¿Si, señorita?.
- No creé que va muy rápido, profesora, es que, acabamos de llegar de vacaciones y..
- No me importa señorita, ¿cuál es su nombre?. – preguntó mientras repartía los exámenes.
- Hermione Granger.
- Bien Srta. Granger, si no se siente preparada para el examen, no lo presente, pero le prevengo que tendrá un NP, que es peor que un cero. – dijo la maestra con insensibilidad.
Hermione ya no dijo nada y el resto del grupo también dejó de protestar.
- Bien, si no hay más comentarios, empiecen.
Harry comenzó a contestar su examen, el cual le pareció nada sencillo. Venían preguntas como “¿qué necesita para llevar a cabo la maldición cruciatus?”, “mencione todas las formas que existen para matar a un licántropo”, ¿cómo enfrentaría a un vampiro sin su varita?, ¿existe contrahechizo para la maldición de muerte?, ¿por qué el patronus corpóreo tiene una forma definida y qué forma es esa?, etc., etc., etc. Pasó la media hora de plazo y la maestra empezó a recoger los exámenes. Todos tenía caras de decepción ante una examen que, obviamente, no pudieron resolver, todos excepto Harry, Hermione, algunos miembros del ED, Mika y otra chica de Hufflepuff que Harry sabía que venía del colegio de Mika. Los resultados no le gustaron mucho a la profesora, ya que cada vez que pasaba una hoja se veía más furiosa.
- Que decepcionante, ni siquiera creo que puedan hacer un correcto encantamiento de desarme. Todos son unos ignorante, ¿cómo en que ya están en 6° año?. Solo hay unos cuantos exámenes decentes aquí, el resto son patéticos, contando los de sus compañeros de las otras dos casa. Pero seré buena con ustedes, ya que de todos los grupos que he visto, éste no esta tan mal. Bien, bien, creo que tenemos mucho trabajo que hacer por delante. Guarden su varita y saquen su cuaderno.
Todos pensaban que éste iba a ser otro curso como el del año pasado donde no podían practicar y por eso no había aprendido. Lo que era aún peor era el hecho de que su maestra parecía “el general de los castigos pesados”, y nadie se atrevía a contradecirla, porque con la pura mirada los tenía petrificados (¿nunca han tenido un maestro así?). Sin mucho ánimo obedecieron a su profesora. Harry presentía que el ED iba a regresar.
- Muy bien, como una introducción, en este año nos vamos a enfocar a cómo poder desarrollar el potencial mágico que tiene cada uno de ustedes y cómo usarlo de manera adecuada. Les advierto que no va a ser fácil, ya que sus conocimientos son muy pobres y tal vez este año nunca logren realizar los hechizos que les enseñaré, pero haremos el intento. No solo llevarán el libro de texto que les encargué, sino que también tendrán la autorización de entrar y usar los libros de la sección restringida. Lo que haremos será lo siguiente, asumo que todos conocen ya las maldiciones imperdonables, así que, cada trimestre nos enfocaremos a una maldición en especial y la desarrollaremos hasta que todos logren hacerla, aunque sea un mínimo. ¿Sí, Srta. Granger?.
- ¿Nos va a enseñar a hacer las maldiciones imperdonables?. – preguntó, asustada.
- Si, ¿porqué?, ¿es otra cosa que no puede hacer?.
- Es que, bueno, están prohibidas por la ley.
- Aún así tiene que aprender a realizarlas, para que sepa como defenderse.
- En 4°, el profesor Moody nos mostró las maldiciones y nos enseñó a defendernos, al menos del Imperus.
- Dígame, ¿y aprendió?.
Hermione no contestó.
- Eso pensé. Bueno, como todos ustedes están muy atrasados, me veré obligada a dar clases extras, las que se impartirán por las tardes y los fines de semana, si es necesario se eliminará el Quidditch…
Eso fue una bomba para los estudiantes.
- ¡¡¡No puede eliminar el Quidditch, eso es un crimen!!! – dijo Ron, algo alterado levantándose de su asiento. Muchos de sus compañeros lo apoyaron, incluyendo Harry, que también se levantó de su silla.
- Bueno señor...
- Weasley. – contestó Ron.
- Bueno, Sr. Weasley, si quiere morir en manos de los mortífagos en alguna batalla, no asista. Su examen habla por si mismo.
El resto del grupo no supo que decir. Harry pensaba que la profesora tenía razón, pero no le gustaba la idea de cancelar el Quidditch, justo ahora que había sido nombrado capitán.
- Correcto, vamos a comenzar, para mañana quiero que traigan 2 pergaminos de todo lo que encuentren acerca de la maldición Imperus, cómo hacerla, como bloquearla, y cosas así. Bien, pueden irse. El que no traiga la tarea será castigado con doble trabajo. Jóvenes, se acabó la época de descanso.

1 comentario:

Javito Duffy dijo...

wenas !!
me encanta tu fic
la continuación de HP5 es mu wena
esos alumnos nuevos parecen extraños y la profa de DCAO m da mal rollo.
weno seguire leyendo