domingo, 20 de enero de 2008

Capítulo 10.- El regreso del ED

Los días iban pasando, convirtiéndose en semanas, la que se completaron en el primer mes de estancia en el colegio. Los maestros encargando tarea y haciendo practicas todo el tiempo. Los alumnos estudiando, no tenía tiempo que perder. Los que practicaban deporte lo hacían por las tardes, si es que no tenían clases extra, la vida en Hogwarts era bastante normal, sin ninguna noticia extraña ni cambios inesperados. El único que parecía notar lo normal que era la escuela era Harry. Para él, lo normal de la escuela era demasiado extraño. No noticias de Voldemort, no noticias de nada. Ni siquiera su cicatriz le molestaba, era como si no la tuviera. Hagrid ahora era muy reservado y se limitaba a dar sus clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas, Dumbledor se ausentaba de la escuela con regularidad y se mostraba distante y el resto de los maestros parecían no tener conocimiento de lo que ocurría en el exterior de las paredes de Hogwarts. Lo único que mantenía a Harry distraído de todo eso eran las clases de DCAO, que le exigía bastante trabajo a él y a sus compañeros. Tareas, practicas, era tanto el trabajo que les encargaba que la primera visita a Hogsmead tuvo que ser cancelada, todos los alumnos estaban indignados, pero no podían contradecir a la maestra. Aparte de esa materia, Harry llevaba Pociones, la cual no era muy agradable, en especial para él, y su compañera de trabajo era muy rara, a veces lo trataba muy bien (cuando estaban solos) y otras veces casi ni le hablaba.

Algunos estudiantes estaban desesperados por la carga de trabajo que entraban en crisis, como no sabían nada necesitaban clases extra. Otros, como los antiguos miembros del ED, no les iba tan mal, no tenían que asistir a esas clases extras, pero tenía que ayudar a sus compañeros que iban atrasados, así que ellos también se estaban retrasando, por eso varios de ellos querían que se reanudaran sus antiguas juntas. En una mañana varios chicos de Hufflepuff detuvieron a Harry, Ron y Hermione justo antes de su clase de transformaciones.
- ¡Potter!, necesitamos hablar contigo. – dijo Justin Finch-Fletchley.
- ¿Qué quieres? – preguntó Harry, con desgana.
- Nosotros hemos estado pensando que tal vez, si no estas muy ocupado, nos podría ayudar un poco con DCAO. Tú eres el mejor en la materia.
- Algo así como el año pasado. – agregó Susan Bones.
- ¿Necesitan mi ayuda?.
- Sí, no queremos clases extra con Robinson, dicen que son la muerte.
- Por favor Harry, ayúdanos.
- Lo pensaré, si me decido, se los haré saber por medio de los galeones, ¿OK?.
Los chicos asintieron y luego se fueron. Cuando terminaron las clases Hermione le preguntó a Harry:
- ¿Qué has pensado acerca del ED, reanudarás las sesiones?.
- No lo sé, yo creo que sí. Además me sirve también a mí de practica, ¿no?. Y eran divertidas. Al menos tendré algo en que entretenerme. Sí, seguirán las reuniones del ED.
Así quedaron entonces. Harry mandó mensajes a todos sus compañeros comunicándoles que la sesión de inicio sería el 2 de octubre a las 7:30 de la tarde en la sala de menesteres.
El día anterior a la reunión Harry estaba en clase de Pociones, como siempre sentado hasta el final de la sala junto con Veranna. Estaban terminando de preparar la poción multijugos, pero Harry aún tenía problemas con los ingredientes. Ya se estaba acercando la hora de la salida cuando Snape habló:
- Ahora la poción necesita reposar por 3 días para que puedan agregarle el último ingrediente, que será hasta el lunes. Así que los que ya terminaron, guarden su frasco en el estante con su nombre y prepárense para irse.
Cuando Harry fue al estante para dejar su fresco, “accidentalmente” Malfoy lo tiró con su brazo, echándoselo todo encima. Harry estaba furioso, ahora tendría que hacer la poción de nuevo, lo que le llevaría un mes y sabía que Snape no se la aceptaría después del Lunes. Como era obvio, todos los Slytherin rieron y Snape fingió no ver nada. Harry estuvo apunto de sacar su varita para atacar a Malfoy, pero alguien le detuvo la mano. Era Veranna.
- Si lo atacas te puede ir peor – le dijo en un susurro. – No vale la pena que te dejen castigado por su culpa. Mira, ten.
Ella le ofreció otro frasco, un poco más pequeño, pero lleno de la poción.
- Creo que es suficiente para cubrir una buena nota. Recuerda que somos un equipo y aunque la poción la hicimos por separado, ambos trabajamos en ella.
- Gracias.
- No me des las gracias, solo evita darle la satisfacción a Malfoy de que te castiguen.
Harry sonrió y ella también. Harry dejó su segundo frasco en la estantería cuando:
- ¡Potter! – habló Snape poniendo una mueca desagradable (la que siempre pone cuando habla con Harry), – ven aquí un momento.
Harry se acercó al escritorio esperando saber porque le quitarían puntos esta vez.
- Potter – dijo fríamente – el director me ha pedido que te haga una evaluación.
- ¿Evaluación de que... señor?.
- De occlumancia. El director quiere saber si has practicado desde la última reunión que tuvimos – dijo haciendo énfasis en la última parte. – Aunque yo le expuse mis razones por las que ya no quise continuar asesorándote, me ha solicitado, que por lo menos te evalúe. Aunque dice que ya no es necesario que tomes las clases, también dice que es indispensable que tengas bien firmes las bases. Así que lo haré, pese a mi voluntad.
- ¿Solo será una evaluación, señor?.
- Solo una, y será mañana a las 7:00 de la tarde, así que no te retrases. Puedes irte.
Harry salió del aula. Cuando se encontró con Hermione y Ron les comentó que la sesión del ED tendría que ser cancelada, aunque no les dijo porque.
- Tiene que haber una buena razón por la que tenga que cancelarse.
- Esta bien, no la canceles, pero yo no podré ir.
- ¿Por qué?.
- Snape me castigó. – mintió. – quiere que lo vea en su oficina a esa hora.
- ¿Por qué te castigó?.
- No es nada importante, el caso es que no puedo ir. Tú Hermione, puedes hablar en mi nombre.
- Esta bien, pero no se como lo tomen los demás.
Harry quedó con su amiga para que ella lo sustituyera por ese día en la reunión. Al día siguiente, al salir de las clases, Harry se encaminó hacia la mazmorra de Snape para su evaluación, faltaban 5 min. para las 7, toda la noche anterior se había estado preparando psicológicamente para enfrentar a Snape, pero cuando llegó al lugar encontró la puerta del despacho entreabierta y dentro estaba Severus Snape sosteniéndose de su escritorio, sudando mucho y temblando. Estaba apretando su brazo izquierdo con su mano derecha justo en el lugar donde Harry sabía que tenía la marca tenebrosa, estaba increíblemente pálido. Snape se percató de la presencia de Harry. Sin darle la cara le dijo que se fuera, que la evaluación sería en otra ocasión. Aunque Harry sentía mucha curiosidad por saber lo que le pasaba a su profesor, decidió mejor irse, ahora si podría estar presente en la reunión del ED. Se encaminó hacia el 7° piso, llegó antes que todos los miembros, entró y se dispuso a esperarlos sentado en un rincón fuera de la vista.
Ya eran como las 7 de la tarde del viernes 2 de octubre y la sala de menesteres estaba llena de los antiguos miembros del Ejercito de Dumbledor, incluso estaban ahí Cho y su tonta amiga Marietta. Los únicos que faltaban eran los alumnos que ya se habían graduado, o abandonado el colegio. Ya que todos tomaron asiento, Hermione se levantó y se dispuso a hablar:
- Este, bueno – comenzó, - hemos hecho esta reunión para ver quienes quieren seguir siendo miembros del grupo y si quieren continuar con las sesiones del ED. Hay que tener en cuenta que ahora ya no tenemos los TIMO’s, - varios de sus compañeros de 5° como Ginny se quejaron – bueno, algunos ya no los tenemos, y que Umbridge ya no está en la escuela, así que ya no están prohibidos los grupos, por lo tanto podemos practicar más.
- Y ¿a qué hora crees que podemos practicar?, si Robinson nos exige clases extras y tareas increíblemente pesadas. – dijo Zacharias Smith.
- Pues encontraremos la hora. Además, si nos ve mejor preparados, tal vez ya no sea tan severa. ¿Qué prefieres, practicar con ella o con Harry?, a parte, sería bueno repasar lo que aprendamos con ella, ya que es muy difícil y Harry nos puede ayudar con eso, y nosotros podemos ayudar también a los que va a presentar sus TIMO’s este año.
- Bueno, eso me parece bien. Y a todo esto, ¿dónde está Harry?, ¿no debería ser él el que nos dijera todo esto?, se supone que él es el líder del grupo.
- Bueno, es que Harry no pudo venir a último momento y me pidió de favor que yo hablara con ustedes y...
- Aquí estoy. – se escuchó una voz del fondo.
Harry estaba sentado en un cojín en un rincón de la sala, detrás de todos los presentes. No quería que se dieran cuenta de que estaba ahí. Todos los miembros del ED lo observaron, de hecho, Harry se percató de que Cho volteaba a todos lados buscándolo, cuando no sabía que estaba ahí. Harry le hizo una seña a su amiga para que ella continuara hablando, ya que no se quería levantar.
- Bien, ahí está Harry, pero ¿están de acuerdo entonces en regresar al ED?.
- Pero ¿seguros que podremos hacerlo?, será mucho trabajo. – insistía Zacharias.
- Lo sabemos, pero es obvio que necesitamos más practicas. – decía Hermione. – solo levanten la mano los que quieren regresar, los que no, ya pueden irse y no los volveremos a molestar.
La amiga de Cho se fue sin titubar, se veía que estaba desesperada por salir de ahí. El resto se quedaron, incluso Cho.
- Muy bien, pasaré una hoja para que se apunten y...
Al decir esto hubo muchas protestas.
- No se preocupen, esta vez no está embrujada, no creo que sea necesario.
- ¿Cómo podemos confiar en ti? – habló Cho, - la última vez no nos avisaste.
- Si les hubiera dicho no habrían firmado, además ahora no hay motivo para embrujarla.
- Pero aún así, no confío en ti. – sentenció Cho.
- ¿Y qué si está embrujada de nuevo? – habló Harry desde el fondo, - si no lo hubiera estado la última vez, no habríamos sabido quien fue el traidor por el que casi nos expulsan a todos. Por eso creo que fue una excelente idea, y lo sería esta vez también. – concluyó con fría firmeza. Cho no dijo nada, solo lo miró unos instantes con los ojos brillantes y furiosos, luego se sentó.
- Bueno, van a firmar ¿o no?.
La mayoría no estaban muy convencidos, pero al menos pensaron que Harry tenía razón y accedieron a firmar.
- Muy bien, - dijo Hermione cuando recogió la hoja con sus nombres. – como ya es muy tarde, no podemos empezar una sesión ahora, así que, la haremos otro día, el método de comunicación será el mismo que antes, espero que todos conserven su galeón. Harry le avisará cuando será. Creo que es todo.
Todos empezaron a salir. Ron y Hermione se adelantaron porque tenían deberes que hacer. Harry se disponía a irse cuando sintió que alguien toco su hombro. Era Cho.
- Podemos hablar un momento.
- No veo porque no. – respondió Harry con indiferencia.
Se apartaron hacia una rincón de la habitación, aunque no era necesario, ya que se habían quedado completamente solos. Harry quería acabar con eso de una vez por todas para irse a dormir, por alguna razón se sentía sumamente cansado.
- ¿De qué quieres hablar?. – preguntó, algo incómodo, ya sabía de lo que se trataba, así que evitaba todo contacto visual con ella, distrayéndose con los libros de la estantería, pero ella se le acercó.
- Bueno, lo que pasa es que, bueno, la última vez que hablamos no fue muy bien que digamos, ni siquiera nos despedimos bien al final de las clases.
- Y ¿qué con eso?.
- Es que quiero pedirte una disculpa, el año pasado estaba algo confundida y me costó mucho trabajo dejar muchas cosas atrás, me fue muy difícil superar todo lo que pasó desde el torneo de los tres magos y…
- Cho – la interrumpió Harry – ¿qué es lo que quieres decirme?.
Ella lo miró un rato, parecía no encontrar las palabras para explicarse. Entonces dijo:
- Bien, aquí va. Es que, pues, todavía me gustas y pues tal vez, si nos diéramos otra oportunidad podríamos…
- No lo creo. – respondió Harry, cortante.
- Pero…
– Dime ¿cuál es el punto?.
- Que tal vez funcione, es que, he pensado mucho en ti estos últimos días.
Cho se acercó más a Harry, como aquella noche bajo el muérdago, pero él se volteó y se alejó. Cho bajó la cabeza, sintiéndose decepcionada y con ganas de llorar. Harry la miró.
- Lo siento Cho, pero esto ya no puede seguir.
- ¿Por qué no? – preguntó ella con lagrimas en sus ojos.
- Las cosas son diferentes ahora, yo…
- ¿Por qué son diferentes?. – insistía ella, al borde de las lágrimas.
- Yo… yo ya no estoy seguro de lo que realmente siento por ti, es decir, me gustas, pero, solo eso, y lo que tú sientes por mí, pues, no creo que sea verdadero amor.
- ¿Qué quieres decir con eso? – cuestionó ella, algo indignada. Harry suspiró.
- ¿De verdad me amas o solo te gusto?.
Ella no contestó. Harry la tomó de las manos y la miró con compasión.
- Muchas cosas que solían interesarme ya no significan nada para mí ahora, yo he cambiado mucho los últimos meses. Y no es que no me intereses, es que, lo único que puedo ofrecerte es mi amistad y nada más.
- ¿Es por la muerte de Sirus Black?. – inquirió ella.
Aquella pregunta tomó a Harry por sorpresa, ¿cómo sabía ella de Sirius?.
- ¿Qué dijiste?.
- Bueno, él es la razón por la que has cambiado ¿no?.
- ¿Quién te dijo eso? – preguntó Harry, ahora molesto, en realidad, el que ella mencionara a Sirus lo puso furioso, y Cho se dio cuenta de ello.
- Hermione Granger. – contestó, algo asustada por la reacción de Harry. – no sé si te dijo, pero me comuniqué con ella en las vacaciones y le insistí tanto hasta que me dijo que tu mal humor de debía a él.
- Sirius Black es un tema que no te incumbe, ni a ti ni a Hermione. – dijo fríamente, estaba temblando de ira. – ¿Qué fue lo que te dijo?.
- No mucho, solo que habías sufrido mucho su pérdida, pero no entiendo porque, ¿qué relación tienes tú con él?.
- Sirius era lo único que yo conocía como familia, él fue mi padrino, y los mortífagos lo mataron frente a mí y por mi culpa, la noche en que nos fuimos al Ministerio de Magia. – dijo sin rodeos y con amargura, pero de una manera muy fría.
- Jamás imaginé algo así.
- Como ves, tú no eres la única persona que ha perdido a alguien que quiere. – dijo de mal modo, estaba rabioso.
- Lo siento mucho Harry, que puedo…
- No lo sientas, solo, no lo menciones jamás en tu vida.
- Entonces, ¿qué hay de nosotros?.
- Nunca hubo nosotros, ¿no lo entiendes?, y jamás lo habrá. – sentenció. – Me voy ahora, tengo cosas que hacer.
Y sin mirar atrás se marchó como un torbellino de ira, dejando a Cho sola. Minutos más tarde llegó a la sala común, donde estaban Ron y Hermione haciendo la tarea junto con Neville, Ginny, Seamus y Dean.
- ¡¿Se puede saber qué fue lo que le dijiste a Cho acerca de Canuto?! – preguntó Harry a Hermione casi gritando.
- Yo... Harry... bueno...
- ¿¡Porqué hablas de cosas que no te importan?!
- Es que pensé que si Cho sabía por lo que habías pasado se daría cuenta de lo injusta que fue contigo.
- Pues te aconsejo que dejes de meterte en mi vida, ¿OK?, es algo que no te importa.
- Sí me importa – reclamó ella, – eres mi amigo y me preocupo por ti, nosotros nos preocupamos por ti – señaló a Ron y a Ginny.
- Bueno, pues deja de preocuparte por mí, porque me fastidias.
- ¡Oye, ya me está cansando tu actitud, Harry! – dijo Hermione enfadada y, levantándose de su silla se interpone en el camino de Harry, cerrándole el paso.
- Quítate de mi camino Hermione, o si no... – pronunció Harry con voz fría.
- Si no ¿qué?. – respondió Hermione desafiante.
Harry la tomó por los brazos con tanta fuerza que empezó a lastimarla.
- NO me colmes la paciencia. – le dijo en un gélido susurro.
- ¡Ay, suéltame, me lastimas!.
- Primero hablas de lo que no te importa y luego me fastidias con tus sermones, ¡YA ME TIENES HARTO!.
- Oye Harry, suéltala. – dijo Ginny con preocupación.
Ron se había acercado para tratar de separarlos, pero no podía, la estaba apretando muy fuerte. Harry miraba a Hermione con tal odio, que parecía ya no tener control sobre sí mismo. Ella estaba luchando para intentar liberarse cundo lo miró fijamente a los ojos, de pronto palideció y dejó de forcejear, parecía que había visto a un fantasma.
- ¡Harry, suéltala ya! – gritó Ron, enojado – ¡vamos, déjala!.
Hizo todo lo posible por separarlos. Cuando lo logró se interpuso entre los dos, protegiendo a Hermione, que seguía pálida y ya no decía nada.
- ¡¿Qué demonios té pasa, porqué la agarraste así?!.
- Será mejor que la quites de mi vista, porque se me está acabando la paciencia. Y les sugiero a todos que dejen de entrometerse en mi vida.
Dicho esto, se dirigió a su habitación, dejando a todos sus compañeros más que asustados y confundidos. Ya en su alcoba, empezó a caminar de un lado para otro, como un perro enjaulado. Sentía tanto odio en su interior que realmente pudo haber lastimado en serio a su amiga. ¿Porqué solo verla le provocaba tanto coraje?, estaba furioso con ella como nunca lo había estado, pero ¿relámete era con ella con quien estaba tan enojado?. Sentía su sangre como si fuera veneno. No era su amiga, no era el hecho de que le hablaran de Sirius, era otra cosa, y él sabía lo que era: Voldemort. Necesitaba salir de ahí, si se quedaba, tal vez el odio de Voldemort, que en ese momento corría por sus venas, lo haría lastimar a sus amigos, y jamás se lo perdonaría. Tomó su capa de invisibilidad y el mapa del Merodeador y salió de la habitación. Sus amigos seguían ahí, hablando de él, como de costumbre. Se detuvo en las escaleras de caracol para escuchar lo que decían.
- ¿Estás bien? – preguntó Ron a Hermione, ya que la veía tan pálida como Sir Nicolas. Ella negó con la cabeza. Ron se veía preocupado. Por fin pudo hablar.
- Él no era Harry – dijo con un hilo de voz.
- Pero, ¿qué dices?, claro que era Harry.
- No, es, es como si fuera otra persona. Sus ojos, había una sombra en sus ojos. Me veía con tanto odio, de una forma tan fría, como si quisiera matarme. – decía tan asustada que casi estaba a punto de llorar.
- Claro que no – insistía Ron, - Harry no es así.
- Por eso lo digo, Harry no es así. Él no es Harry. Que tal si – bajó su voz – que tal si Voldemort quiere controlarlo o algo así. Recuerden lo que dijo Moody en San Mugo cuando atacaron a su padre, que tal vez pueda poseerlo. Recuerden cómo lo engañó para que fuera al Dpto. de Misterios aquella noche. Que tal si Harry, ya no es Harry.
- Creo que estas exagerando, Hermione, eso no puede ser. – dijo Ron. – Además, si no lo hizo antes, ¿por qué hacerlo ahora que Harry puede cerrar su mente?.
- ¿Estas seguro de que Harry realmente aprendió a hacerlo?.
- Entonces, ¿tú crees – intervino Ginny – que es posible que quien-tú-sabes pueda entrar en el cuerpo de Harry y controlarlo?.
- Estoy casi segura que sí, de que otra manera explicas su extraño comportamiento. Debe ser algo así como lo que te pasó con el diario de Ryddle.
- Pues eso tiene mucho sentido.
- ¿Quieren dejar de idear teorías tontas?. Por supuesto que nada de eso le está pasando a Harry, sino, nos lo contaría, ¿no creen?. Además, quien-ustedes-saben tendría que estar en el colegio para hacer eso ¿no?. No puede poseer a Harry desde tan lejos.
- Creo que Ron también tiene algo de razón. – comentó Ginny. – no creo que Harry tenga algo como aquel diario, digo, él reconocería que es magia oscura.
- No lo sé – exclamaba Hermione – de lo que estoy segura es de que el que subió no era el Harry que nosotros conocemos.
- Te estas volviendo paranoica, Hermione. – Le dice Ron a su amiga.
- ¡Como tú no lo viste a los ojos Ronald, no le tomas importancia! – exclamó la chica que empezaba a desesperarse.
- Está bien, le preguntaré, hablaré con él para que se convenzan de que sigue siendo el mismo de antes.
- Ten cuidado. – le dijo Hermione cuando éste se encaminó por las escaleras de caracol.
Ron subió a la alcoba, pero, obviamente Harry ya no estaba ahí, en ese momento se encontraba saliendo por el retrato de la señora Gorda junto con Neville (que iba a la biblioteca), aunque éste no sabía que iba acompañado.

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